03 mayo 2006

Las secuelas del macrobotellón de las cruces de Granada







Un policía ayuada a una señora mayor en San Jerónimo












Un operario de la empresa Inagra, limpia la calle mientras los jóvenes siguen ensuciando a sus espaldas.






Un joven desmadrado retoza por el suelo humedo (no se sabe muy bien por qué sustancia)
Unos jovenes celebran su "peculiar" Cruz en la Huerta del Rasillo.

La segunda jornada de botellón durante los días previos a las cruces fue más problemática que la primera porque hubo varios amagos por parte de los jóvenes de quedarse en el centro en las plazas del centro de la ciudad.
La Policía Local se esmeró a fondo para llevar a todos esos grupos de jóvenes hacia la Huerta del Rasillo y estrenó su policía montada que casi comienza sus tareas con una carga. No fue necesario.

Aunque el desmadre no llegó ni mucho menos al nivel de años anteriores en el casco urbano de Granada la fotografía tomada por Miguel Rodríguez en la que se aprecia la pobre anciana que requiere la asistencia del policía para salir de su casa es muy elocuente. Esa imagen puede servir para responder a todos esos adolescentes que reivindican su derecho a divertirse porque pone de manifiesto que deben hacerlo de forma que no obstaculicen otros derechos de los ciudadanos.
La capacidad de generar basura por parte de las masas de jóvenes congregadas en un punto cualquiera es increíble. Si la cita es imprevista, al no haber papeleras o contenedores de complemento esa acumulación de basura se multiplica. Los empleados del servicio de limpieza se tuvieron que emplear a fondo y en tiempo real en todo el entorno de San Jerónimo. (La foto es también de Miguel Rodríguez).

La fiesta alternativa de la Cruz en la Huerta del Rasillo ha permitido, en cierto modo, evitar que la celebración se desboque de nuevo en el centro. En el solar habilitado a las afueras de la ciudad se han reunido miles de jóvenes durante los dos primeros días y algunos con mucho sentido del humor como los que aparecen en la foto de Pepe Marín con su Cruz cervecera.
No se sabe que habría pasado si durante el tres de mayo, auténtico Día de la Cruz, no hubieran caído chuzos de punta durante todo el día.
Si puedo anticipar que, la secuela política de los macrobotellones será tan agria como poco productiva. Unos chulearán de su capacidad de organizar y ordenar la fiesta. Otros criticarán el efecto negativo de esas concentraciones y su repercusión en la ciudad.Desde aquí espero profundizar poco a poco en ese tremendo fenómeno sociológico que es el botellón y que se da en todas las ciudades de España aunque sea en Granada donde más “suena”.

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