26 noviembre 2006

Ley contra el botellón

Este martes será un día histórico porque entra en vigor la ley "semiseca" en Andalucía. Los ayuntamientos tendrán potestad para prohibir el consumo de alcohol en determinadas zonas de la ciudad. Este fin de semana en los soportales que hay debajo de mi casa algunos jóvenes se han vuelto a congregar para celebrar sus tradicionales botellones de fin de semana resguardándose de la lluvia y el frío. La semana que viene eso no será posible porque en las zonas residenciales estará prohibido consumir alcohol. La ordenanza municipal que concreta todas las restricciones y permisos ya está elaborada (la tenían lista en el Área de Medio Ambiente desde hace casi un año) así que entrará en vigor muy pronto.
El botellódromo estará junto a Hipercor, sobre el aparcamiento recién construido. Quieren poner hasta unas pérgolas que sirvan para protegerse de la lluvia. Me perece muy bien.
Las molestias que ocasiona esta desmadrada afición juvenil a gestionarse sus propias consumiciones en plena calle había que ordenarla y esto puede ayudar a conseguirlo. Bienvenido sea.
Pero ojo, la principal ocupación de los responsables públicos debería ser encontrar alternativas para el divertimento juvenil porque cada vez está más claro que las secuelas que deja en la sociedad una juventud embotellada son muy graves y tarde o temprano pasarán factura a mucha gente esas adiciones de fin de semana.
¿Por qué beben tanto los jóvenes?, ¿por qué no les importa molestar?, ¿por qué ensucian todo sin preocuparse de lo que cuesta después limpiar?, ¿de qué intentan evadirse consumiendo tanto alcohol?, ¿cuántas noches a la semana necesitan salir a beber para estar satisfechos?, ¿son verdaderas alternativas los actos deportivos y culturales que se organizan?...
Hay muchas cuestiones de fondo que se deben resolver pero parece evidente que la educación y formación que han recibido los jóvenes no les permite dar respuestas válidas a estas y otras muchas cuestiones.
Es más que probable que los malos hábitos adquiridos por muchos de esos chicos y chicas durante sus años mozos supongan un importante problema de salud en el futuro con graves costes para toda la sociedad. Pero los políticos ahora sólo se preocupan por resolver el problema que tienen ahora, el futuro que lo arreglen los políticos del futuro aunque lo tengan que sufrir los ciudadanos del presente.