20 septiembre 2006

Manipulación de la información en estado puro

Adjunto la portada y algunos fragmentos de lo que publicó hace ya casi dos años el diario Ideal de Granada. Un ejercicio vil de manipulación informativa orientado a manejar la opinión pública.
Se informó sobre la nueva ley que asimila las parejas de homosexuales a las uniones matrimoniales. Así lo contaron el 1 de octubre de 2004:









Y este es el balance de la situación que hace un mes ha sido resuelto con pequeños breves (adjunto el teletipo de la agencia EFE del día 22 de agosto de 2006):

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Granada registró 3.873 matrimonios en 2005, sólo 10 de mismo sexo

Granada, 22 ago (EFE).- La provincia de Granada registró un total de 3.873 matrimonios durante 2005, de los que sólo diez correspondieron a parejas homosexuales, mayoritariamente hombres, que pudieron casarse tras la entrada en vigor en junio de la Ley que autoriza los matrimonios mixtos.
De esos diez enlaces, siete correspondieron a parejas formadas por hombres y tres a mujeres, según los datos recabados por Efe del Instituto Andaluz de Estadística.
Del total de matrimonios, en 3.592 los dos cónyuges eran españoles, en 33 los dos extranjeros y en 248 sólo uno de los miembros era foráneo, siendo el tercer trimestre el que más bodas registró, con 1.501.
Según la misma fuente, el año pasado se produjeron en la provincia 9.509 partos, de los que 150 fueron múltiples, y 9.640 nacimientos, siendo los de varones los más numerosos al representar el 51,5 por ciento de los recién nacidos.
En cuanto a los fallecimientos, se registraron 7.437, la mayoría de personas de entre 75 y 84 años y en el primer semestre del año coincidiendo con las temperaturas más bajas, y correspondiendo muchos de ellos a mujeres viudas.

09 septiembre 2006

De errores periodísticos y de errores en la selección de personal

Anteayer cometí el error más grave desde que me dedico al periodismo. La memoria me traicionó. Tomaron posesión 47 funcionarios en el Ayuntamiento y recordé que días antes de irme de vacaciones en junio habían tomado posesión ya otros 47 funcionarios. La misma cifra. Esa coincidencia me llevó a pensar que eran los mismos y así lo consulté a uno de los empleados que trabajan en la Secretaría municipal. Me respondió que ahora ya conocía sus destinos, probablemente porque yo también le confundí a él resultado fue patético porque di por confirmada la reiteración de actos.
Esa noticia estaba destinada a ser una simple foto de la toma de posesión con un comentario al pie, sin embargo la presunta duplicidad gustó a los jefes que me encargaron una crónica reportajeada con tono irónico, y así lo hice.
El día fue complejo y el tema estrella que tenía entre manos era el informe de la Cámara de Cuentas del circo que exigía un estudio profundo de sus 24 folios antes de empezar a escribir.
Ya de noche escribí la crónica de la toma de posesión de funcionarios, sólo busqué la foto del 2 de junio. Eran también 47. Busqué caras iguales, no era fácil y lo justifiqué por los trajes de fiesta y el paso de tres meses de verano.
¡NO ERAN LOS MISMOS!
La rectificación que se publica hoy explica la confusión pero me consta que, con toda la razón del mundo, hay mucha gente muy enfadada en el Ayuntamiento. Lo entiendo, y pido perdón.

Esto de equivocarse es humano y muy duro, que le vamos a hacer. Pensando ayer con pena en los damnificados por mi error y en lo que me ha dolido equivocarme me pregunté si algunas de esas personas se duelen también cuando se enteran de que han cometido un error. Porque hay errores que a veces resultan evidentes en esas selecciones de personal y hay candidatos que sufren graves injusticias que, de una manera u otra, afectan a sus vidas y a sus expectativas.
He visto y he comprobado que los tribunales no siempre son objetivos. Que hay cierta parcialidad en las baremaciones y eso, siento decirlo, es también muy duro.

Si el grave e injusto error sirve para que los responsables de la selección de personal descubran el dolor que puede causar una equivocación, creo que puede tener algo de productivo.

En cualquier caso no le recomiendo a nadie sentir ese vacío que se siente cuando ves una página del periódico que has escrito y que está en la calle y, a la vez, sabes que lo que ahí aparece es erróneo de cabo a rabo.