16 abril 2006

La cera, la Semana Santa y los demagogos

La cera en las calles de la ciudad es una característica muy propia de la Semana Santa y, sobre todo, de los días posteriores al paso de las cofradias por el centro de la ciudad. Hoy, Domingo de Resurrección, comienzan los planes especiales de limpieza. Esta noche, el Centro estará cortado al tráfico para que los operarios de limpieza puedan retirar los retos de cera. Hay quien pone el grito en el cielo. Habrá quienes alcen la voz y clamen contra la Semana Santa y sus lamentables consecuencias para la ciudad que se reflejan en los trastornos que ocasiona la cera en las calles.

Retirar la cera acumulada durante toda la semana cuesta 12.000 euros. Dos millones de las antiguas pesetas. Limpiar el botellón que se celebró ayer en el entorno de Hipercor y junto al Centro Comercial Neptuno cuesta más de 10.000 euros.

Que me perdone el colectivo de damnificados por la cera -alguno puede incluso haber sufrido un accidente y estar lamentando alguna contusión al caer con la moto- pero me parece que es mucho más lo que recibe la ciudad de la Semana Santa que las consecuencias que pueda pagar por la celebración de los desfiles procesionales.

La cera, igual que las cáscaras de pipas, son una escusa demagógica. Hay otros aspectos mucho más dañinos para la ciudad que se quedan al margen porque la crítica resulta más comprometida.

Animo a todos los que durante los próximos días van a "rajar" de la cera a ser valientes y enfrentarse a otros colectivos con la misma entereza con que se enfrentan a los penitentes y las mantillas. No lo olviden, esos penitentes, mantillas y costaleros no cobran ni un duro pero atraen a miles de turistas a la ciudad. Creo que se merecen un respeto y un alto nivel de tolerancia.

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