17 abril 2007

La paridad es una medida sin sentido común

Respeto profundamente a las mujeres, vaya eso por delante y sirvan como garantes de esta afirmación mi madre y mis hermanas que forman parte del selecto grupo de personas a las que tengo puestas en un digno pedestal.
Sin embargo últimamente se está hablando continuamente de la paridad en todas las facetas, de las listas electorales "cremallera" en las que hay hombre, mujer, hombre, mujer de forma continuada y creo que ese criterio es insuficiente. Lo importante en política y en la vida profesional es que la gente que ocupa un puesto lo haga porque vale para el puesto que ocupa y lo mismo de improcedente puede ser que lo ocupe un hombre como que lo ocupe una mujer si no están cualificados para ello.
Es lógico que se intente potenciar la presencia de las mujeres en los ámbitos en los que hasta ahora no estaban muy representadas pero ese cambio exige tiempo para que la situación sea natural. Precipitar los acontecimientos es un error y sólo perjudica a las mujeres. En la misma medida es muy probable que haya ocasiones en que el equilibrio no sea posible e incluso que no sea necesario y forzarlo supone una imposición por la fuerza que no merece la pena provocar en detrimento de la sociedad. Establecer por ley la implantación de la paridad -como se ha hecho en el estatuto- es una barbaridad de la que algún día podríamos arrepentirnos porque puede generar situaciones dantescas y reivindicaciones absurdas que atentan contra las libertades más básicas.
Por otra parte creo que los hombres y las mujeres son igualmente personas con una dignidad y unos derechos y deberes inalienables absolutamente iguales, pero eso no significan que sean iguales. De hecho los hombres son hombres y las mujeres son mujeres. Obvio. Pero a veces lo olvidamos. Las medidas que necesitan las mujeres para lograr la incorporación digna al mercado laborar son muy diferentes a las que se pudieran aplicar para los hombres, simplificar en ese aspecto, es un grave error. La conciliación de la vida laboral y familiar es algo necesario y que afecta a varones y mujeres pero, por lógica, las medidas que se implanten tienen que estar especialmente diseñadas para las mujeres porque la maternidad es tan rica y compleja que requiere unos derechos especiales. La paternidad también es rica y compleja. En muchos aspectos paternidad y maternidad coinciden y las responsabilidad se comparten. En otros muchos casos ser padre es ser padre y ser madre es ser madre. Obvio también... ¿o no?.

1 comentario:

Alberto Tarifa Valentín-Gamazo dijo...

Pienso que se está cayendo en un maximalismo, que lleva al absurdo en ocasiones; hay cosas y cosas: a igual trabajo, igual sueldo, pero eso de las listas paritarias es conseguir una igualdad aparente, por la vía fácil, pero artificial.
Como dijo A. Fontán, hay paridad obligatoria en todas las instituciones, menos en el matrimonio.